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03 julio 2022

LA PAZ-EL ALTO - BOLIVIA

 

LA PAZ



La ciudad de La Paz, oficialmente Nuestra Señora de La Paz (llamada Chuqiyapu [‘labrantío de oro’] en aimara y quechua; españolizado como Chuquiago, Chuquiabo o Choqueyapu) es la sede del Gobierno de Bolivia. Es el centro político, financiero, social, académico y cultural más importante del país, además de ser la ciudad con mayor nivel de desarrollo sostenible en Bolivia.7​Con una población estimada de 940 000 habitantes (en 2020), La Paz es la tercera ciudad más poblada del país, detrás de Santa Cruz de la Sierra y la vecina El Alto.8​El área metropolitana de La Paz, que incluye a los municipios vecinos de El Alto, Viacha, Achocalla, Mecapaca, Palca, Laja y Pucarani,9​es la segunda más poblada del país, llegando a tener una población estimada de 2,1 millones de habitantes en 2020.8​


Ubicada en el oeste de Bolivia, a 68 km al sureste del lago Titicaca, La Paz está situada en un cañón creado por el río Choqueyapu y está rodeada por las altas montañas del altiplano, entre ellas el nevado Illimani, cuya silueta ha sido un emblema importante de la ciudad desde su fundación.10​11​A una altura promedio de 3650 m s. n. m., La Paz es la metrópoli más alta del mundo.12​13​14​Esta característica junto a la topografía accidentada de la urbe ofrecen vistas únicas de la cordillera Real. Debido a esta elevación, La Paz tiene un clima subtropical de altura, con veranos lluviosos e inviernos secos.


La Paz fue fundada el 20 de octubre de 1548 por Alonso de Mendoza en el asentamiento inca de Laja con el nombre de Nuestra Señora de La Paz, en conmemoración a la pacificación de las guerras civiles en el virreinato del Perú. La ciudad fue trasladada posteriormente a su ubicación actual en el valle de Chuquiago Marka.15​La Paz fue inicialmente controlada por el dominio español del virreinato del Río de la Plata como una ciudad de tránsito establecida en la ruta comercial entre Potosí y Lima. Posteriormente, la ciudad experimentó numerosas revueltas a favor de su independencia, siendo las más importantes la revuelta de 1781, cuando Túpac Katari sitió la ciudad por seis meses, y la del 16 de julio de 1809, cuando Pedro Domingo Murillo inició una revolución en la ciudad, dando inicio a las guerras de independencia hispanoamericanas.16​


Como sede del Gobierno de Bolivia, La Paz alberga el Palacio Quemado y la Casa Grande del Pueblo, sedes del poder ejecutivo boliviano, el Palacio de la Asamblea Legislativa Plurinacional, sede del poder legislativo, el Tribunal Supremo Electoral, máxima instancia del poder electoral, y la vasta mayoría de las entidades gubernamentales. En La Paz se encuentran asentadas todas las embajadas extranjeras acreditadas en Bolivia

















MERCADO DE LAS BRUJAS
El mercado de las Brujas de La Paz, uno de los atractivos turísticos de esta ciudad boliviana, este año ha sido declarado patrimonio cultural inmaterial de la urbe andina, como punto de referencia para saberes originarios, ofrendas rituales andinas y medicina tradicional.

El Concejo Municipal de La Paz aprobó por unanimidad la ley local que declara patrimonio a este "espacio público cultural y sus componentes", según explicó en un comunicado.

Estos componentes son los saberes sobre ofrendas rituales y la medicina tradicional andina a cargo de amautas o yatiris, sabios, que van acompañados de artesanía boliviana en la zona de la popular calle Sagárnaga del casco antiguo de La Paz.

"El mercado de las Brujas se constituye en un sitio significativo porque en él se expresa un tejido urbano, resultado del desarrollo de actividades humanas e imaginarios culturales, lo que le otorga un valor histórico, cultural y social".

Este espacio cultural conserva "conocimientos ancestrales sobre la naturaleza y el ser humano", señala el informe.

"Creencias milenarias, objetos para rituales aimaras, tejidos andinos, amuletos, fetos de llamas, exóticos brebajes y plantas milenarias para tratamientos con medicina natural son algunos de los productos que atraen a cientos de turistas a diario", añade.


































CHOLETS

Freddy Mamani es un boliviano de apellido común que encarna la mayor novedad arquitectónica de Latinoamérica. Esa designación puede parecer arbitraria, pero basta con ponerla en contexto: Mamani ya expuso en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York y en la Fundación Cartier de París. Los periodistas lo buscan para sus textos, los fotógrafos le dedican el contenido de sus libros y los cineastas lo eligen como protagonista de sus documentales.

Sus verdes, naranjas, azules y fucsias saturados, en construcciones cubiertas de espejos que reciben los rayos del sol y los devuelven doblados, son la expresión de una arquitectura poco ortodoxa que nació en el borde de La Paz, más precisamente allá arriba: en El Alto. Una ciudad joven, de 34 años, a 4.070 metros sobre el nivel del mar, con una máxima de 15 grados en verano y una mínima de -10 en invierno. “Ocre, sin vegetación”, dice Mamani. Tierra en la que él, como muchos otros, también es migrante.

Mamani nació en Catavi, un poblado al sur de La Paz que creció en torno a la explotación minera. Entre cabras, piedras y cactus, de chico jugaba a construir casas fantásticas. Lo hacía con bloques de madera: cuadrados rojos, rectángulos azules, cilindros verdes que apilaba sobre tierra dura y seca. Pero eso duraría poco. En su adolescencia, la decisión de sus padres de emigrar a El Alto lo sacó de ese paisaje conocido, de la cabaña de adobe familiar. El Alto todavía no era ciudad, pero ya era el punto elegido por familias rurales y mineros que ansiaban mayores recursos y posibilidades. No bien llegó, con 13 años, Freddy empezó a trabajar como albañil, ayudando a su padre obrero. A los 20 era ingeniero civil. Estudió de noche, al salir de las obras, y pese a que su familia se lo desaconsejó: “Es una carrera para ricos”.

Algunas de sus obras tienen cara, ojos y boca. Otras se asemejan a una lechuza. Una, tal vez, a un cóndor. Tienen la estética de un casino de Las Vegas. Parecen salidas de un Arcade. Son una mezcla entre la casa más vertiginosa de Donald Trump y una escenografía de Tim Burton. En la ciudad de El Alto, con calles de polvo, casas de ladrillo sin revoque y ningún árbol, los edificios de Mamani parecen ciencia ficción.


Para Mamani no se trata de excentricidades, sino de una arquitectura que transmite la identidad y recupera el orgullo de la cultura aymara, un pueblo originario que habita la meseta andina del lago Titicaca y cuya población se reparte entre el occidente de Bolivia, el sureste de Perú y el norte de Chile. Mamani, como la mayoría de sus clientes asentados en El Alto, es aymara. Su voluntad inicial -primero en sus estudios de ingeniero y luego en los de arquitecto, carrera de la que también se recibió- fue retomar la arquitectura de sus ancestros. “En mis obras lo esencial es recuperar la iconografía y los trazos geométricos tallados en las ruinas de Tiwanaku”, explica, mientras sus trabajos se proyectan en el escenario de la sala Jorge Luis Borges. “No son una torta, como algunos dicen, sino que tienen un lenguaje. Yo fui a París y también vi otras tortas, pero no están de color”. “Mis formas y colores tienen un sentido. Mis construcciones tienen una funcionalidad”.

La primera obra se inauguró en 2005 y desde ahí todo se disparó. “El arquitecto de Los Andes” contabiliza más de 100 trabajos en casi 20 años. Aquel primer encargo llegó de un importador de celulares, de apellido Mamani, como él y tantos otros en Bolivia. La prensa local, muy rápido, le puso nombre al fenómeno y empezó a llamar a sus edificios “cholets”, en una mezcla entre chalet y cholo (la manera despectiva en la que los bolivianos blancos identifican a las personas de rasgos indígenas). A Mamani no le gusta el nombre, aunque reconoce que su trabajo integró a una población que antes estaba excluida de la arquitectura. Sus clientes son, en su mayoría, comerciantes, transportistas y empresarios gastronómicos. Nuevos ricos, cuyo crecimiento económico aumentó tras la llegada al poder de Evo Morales.























EL ALTO

El Alto es una ciudad y municipio de Bolivia ubicado en la Provincia Pedro Domingo Murillo del departamento de La Paz, al oeste del país en la meseta altiplánica. El Alto es la ciudad más poblada del departamento y la segunda ciudad más poblada de Bolivia.

El Alto fue creado como una entidad municipal independiente y con el rango de ciudad el 6 de marzo de 1985, por lo que es considerada como una de las ciudades más jóvenes de Bolivia. Debido a su estrecha cercanía con la ciudad de La Paz, la ciudad de El Alto forma parte del Área metropolitana de La Paz. El área metropolitana de El Alto-La Paz, conformado por los municipios vecinos, forman la segunda urbe metropolitana más grande de Bolivia, siendo superada solo por el Área Metropolitana de Santa Cruz, con 2.3 millones de habitantes.1​

En la ciudad se encuentra ubicado el Aeropuerto Internacional El Alto, uno de los principales aeropuertos de Bolivia. En cuanto al aspecto económico, El Alto se ha caracterizado por poseer una gran e intensa actividad comercial. En la ciudad existen alrededor de 5600 pequeñas y medianas empresas, fábricas y plantas de procesamiento de hidrocarburos. Es también el lugar de exportación de los recursos minerales del país y materia prima procesada. El Alto es una de las ciudades con más rápido crecimiento económico del país.

Su rápido crecimiento económico ha convertido a la ciudad de El Alto en un lugar de asentamiento de inmigrantes de otras localidades de Bolivia, en especial de personas del área rural del país, provenientes mayoritariamente de los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí así como de Cochabamba, Chuquisaca y en menor medida también de Santa Cruz y el Beni.

Debido a las relaciones comerciales, la afinidad cultural y la cercanía con el Perú, la ciudad de El Alto también se ha convertido desde la década de 1990 en destino de inmigración de personas procedentes de este país.2​3​

El principal centro de estudios superiores es la Universidad Pública de El Alto (UPEA). La ciudad cuenta además con una orquesta sinfónica, museos y otras instituciones culturales.







Mi Teleférico, oficialmente Empresa Estatal de Transporte por Cable Mi Teleférico, es la empresa estatal encargada de la administración del sistema de transporte por Cable urbano Teleférico La Paz - El Alto, que une las ciudades de La Paz y El Alto, así como una línea turística en Oruro en Bolivia. La primera de sus líneas inició operaciones el 30 de mayo de 2014.2​ Al concluirse las tres primeras líneas se convirtió en la red de teleféricos de transporte urbano más largo del mundo.3​ El 9 de marzo de 2019 se inauguró la última línea correspondiente a la segunda fase de implementación: la Línea Plateada, que cerró el circuito denominado Red de Integración Metropolitana, y se convirtió en la décima línea en funcionamiento.4​5​El sistema se planteó como respuesta a diversos problemas del área metropolitana de La Paz, conformada por las ciudades de La Paz y El Alto que contaban con un precario servicio de transporte público que no daba respuesta adecuada a la creciente demanda de los usuarios y los gastos significativos en tiempo y dinero que implica el movilizarse entre ambas ciudades, además del tráfico caótico y con altos niveles de contaminación ambiental y auditiva que generaban, la creciente demanda de gasolina y diésel, que son subvencionadas por el Estado. El servicio permitió la conexión efectiva de la ciudad de La Paz a una altura promedio de 3600 msnm que posee una intrincada topografía, rodeada de cadenas montañosas y ríos diversos6​ con la ciudad de El Alto asentada en una planicie ubicada a 4100 msnm, reduciendo tiempos y costos de viaje.














Mamani Mamani
Inauguran un conjunto de viviendas sociales en El Alto intervenido con 14 murales de Mamani Mamani

“Comunidad Whipala” es un conjunto de 336 viviendas sociales que este lunes 15 de febrero fue inaugurado en la Villa Adela en El Alto, Bolivia, la ciudad poblada más alta del mundo construida a 4.070 metros sobre el nivel del mar.

A diferencia de otros proyectos residenciales de este tipo, Whipala destaca por tener una intervención urbana muy especial. Se trata de 14 murales de arte urbano que el destacado artista autodidacta local, Mamani Mamani, pintó en las fachadas de los siete edificios que lo integran junto a un equipo de más de 30 personas.
La envergadura de la intervención es tal que cubre las fachadas de los edificios de 12 pisos e incluso será postulada a los Récord Guiness por el Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, a través de la Agencia Estatal de Vivienda, debido a queabarca más de 10 mil metros cuadrados (m²).

Los murales fueron realizados durante cinco meses y diseñados bajo el lema de la comunidad y la familia que en los 14 murales está representado a través de elementos tradicionales de la cultura andina como cóndores, llok’allas y chacha-warmis, expresión usada para denominar a los matrimonios aimaras.

Mamani Mamani, “de nacimiento quechua y sangre aymara, nació en Bolivia el 6 de diciembre de 1962. Es un artista autodidáctica que desarrolló su plástica a partir de la visión y sentimientos originarios de su pueblo.

A partir de 1983, Mamani Mamani realizó más de 52 exposiciones, 44 de ellas individuales recibiendo numerosos premios y distinciones nacionales e internacionales.

Sus obras se encuentran en colecciones privadas de varias partes del mundo: Argentina, Brasil, Ecuador, Colombia, Venezuela, Cuba, México, Canadá, Estados Unidos, África del Sur, China, China, Japón, Alemania, Dinamarca, España, Holanda, Australia, Italia, Francia e Inglaterra.