Isla Escondida en Chubut: Un Encuentro Cercano con los Elefantes Marinos
Una de las experiencias más impactantes y sorprendentes que puedes vivir al visitar Isla Escondida, en la provincia de Chubut, es la posibilidad de estar prácticamente en contacto directo con los elefantes marinos. Este paraíso natural, ubicado en la costa atlántica de la Patagonia argentina, ofrece un encuentro único con estos majestuosos mamíferos marinos, que se encuentran en su hábitat natural.
Un Encuentro Inolvidable
Lo que realmente impacta al visitante en Isla Escondida es la oportunidad de observar y estar tan cerca de los elefantes marinos en su entorno. Las hembras de elefante marino, con sus enormes cuerpos y su característico aspecto, descansan en las costas de la isla, donde se pueden ver a menudo tomando el sol, interactuando entre ellas o cuidando a sus crías.
A pesar de su tamaño imponente, los elefantes marinos tienen una presencia tranquila, y muchos visitantes se sienten profundamente maravillados por el comportamiento pacífico de estos animales. El ambiente es tan auténtico y natural que, en algunos momentos, es difícil creer que estás realmente tan cerca de ellos.
Medidas de Seguridad y Respeto por la Fauna
Aunque la cercanía con los elefantes marinos es una de las características más atractivas de esta experiencia, es fundamental recordar que se deben seguir las medidas de seguridad para garantizar tanto la protección de los visitantes como el bienestar de los animales. Por ello, se recomienda mantener una distancia mínima de dos metros de los elefantes marinos, especialmente porque, aunque son animales pacíficos, pueden ser impredecibles y su tamaño puede generar riesgos si se les molesta.
Esta regla de seguridad no solo ayuda a proteger a los animales, sino que también permite a los visitantes disfrutar de la experiencia sin interferir en el comportamiento natural de los elefantes marinos. Estar tan cerca de ellos y ver sus interacciones sociales o sus movimientos en la arena es realmente impresionante, pero siempre debe hacerse con respeto y cautela.
Una Fotografía Inolvidable
Para muchos, el momento más especial de la visita es cuando se tiene la oportunidad de capturar una foto memorable con los elefantes marinos en el fondo. En la foto, puedes verte rodeado por varias hembras de elefante marino, algunas descansando, otras jugando en el agua, pero todas con su majestuosidad característica. La imagen de estos gigantes de la naturaleza, en su hábitat tranquilo y natural, es algo que quedará grabado en la memoria para siempre. La combinación del paisaje patagónico, el océano y los elefantes marinos crea una escena impresionante que difícilmente puedes encontrar en otro lugar del mundo.
El Paisaje de Isla Escondida
Además de la increíble fauna, el paisaje de Isla Escondida es un espectáculo por sí mismo. La isla, que forma parte del Parque Nacional Isla de los Estados, es un lugar de una belleza salvaje y prístina. Sus costas rocosas, sus aguas cristalinas y su entorno casi virgen la convierten en uno de los destinos más únicos de la Patagonia argentina. La tranquilidad de la isla, junto con la presencia de los elefantes marinos, ofrece una experiencia única de conexión con la naturaleza.
Conclusión: Un Encuentro Cercano con la Naturaleza
Isla Escondida en Chubut es uno de esos lugares en el mundo donde la fauna marina y la naturaleza se encuentran de una manera tan cercana que resulta casi surrealista. La posibilidad de estar tan cerca de los elefantes marinos, observar sus comportamientos y capturar estos momentos en fotos es una experiencia que pocos lugares pueden ofrecer.
Si tienes la oportunidad de visitar este maravilloso rincón de la Patagonia, recuerda siempre seguir las recomendaciones de seguridad, mantener una distancia respetuosa con los animales y disfrutar del espectáculo natural que te ofrece Isla Escondida. Sin duda, este encuentro con los elefantes marinos será una de las experiencias más memorables de tu vida, que te conectará profundamente con la belleza salvaje de la Patagonia.
CARACTERISTICA DEL ELEFANTE MARINO
El rasgo más notable de estas especies es la presencia de un enorme dimorfismo sexual, el mayor entre todas las especies de mamíferos. Los machos pueden alcanzar los 6 m o más de largo y hasta cuatro toneladas de peso, mientras que las hembras no superan los 3 m y los 900 kg. Los individuos masculinos, además, presentan un hocico elongado similar a una trompa corta, lo que les ha valido el apelativo de "elefante".
El elefante marino del sur es la más grande de las focas, con machos de alrededor de 3,5 toneladas y hasta 5,5 metros de largo, mientras que las hembras son más pequeñas, de 900 kg y menos de 3 metros de largo. Los elefantes marinos se reproducen principalmente en las islas subantárticas y en la Península Valdés y sectores costeros adyacentes, la cual es la única área de cría continental fuera de la Antártida y una de las más grandes. Los animales que se reproducen en Península Valdés se alimentan en las áreas productivas de la plataforma continental y el talud, y de las especies de aguas profundas de la región.
Desafíos
Los elefantes marinos se solapan especialmente con pesquerías comerciales de gran escala, que impactan negativamente en su disponibilidad de alimento. Además, los elefantes marinos se enredan con frecuencia en artes de pesca y como resultado mueren. En la costa, los disturbios humanos en las colonias de elefantes marinos pueden causar mortalidad de crías.
Elefantes Marino del Sur
Al igual que los lobos marinos están adaptados al medio acuático y el terrestre. El distintivo de esta especie es su prosbosis o trompa que desarrollan a los 8 años de edad, motivo por el cual se les concedió el nombre de elefantes marinos. Además, poseen ojos muy grandes que los hacen capaces de bucear a grandes profundidades.
Alimentación: calamares y peces.
Profundidad máxima registrada: 1430 mts.
Apnea máxima registrada: 120 minutos.
Longitud: los machos hasta 6.20 mts, las hembras hasta 3.70 mts y las crías al nacer alrededor de 1.30 mts.
Peso: los machos hasta 2 toneladas, las hembras hasta 800 Kg y las crías al nacer 40 Kg.
Color: puede variar de gris a pardo claro en época de muda (entre primavera y verano).
elefante marinoElefante Marino en la Península Valdés. Foto gentileza del álbum de fotos de Patagonia.com.ar
En Península Valdés se encuentra el único apostadero continental de esta especie albergando a mas de 20.000 elefantes marinos durante la etapa reproductiva. Y también es la única colonia que continua en crecimiento, siendo que los demás apostaderos del mundo declinaron su número en un 60%.
Los elefantes marinos pasan la mayor parte del año en el mar y sólo se acercan a las costas para mudar el pelaje y reproducirse. Los machos llegan en agosto y las hembras el mes siguiente. Se pueden observar similares peleas entre los machos para ver quien es el macho “alfa” del haren, pero en estos casos si hay contacto físico. A diferencia de los lobos, los machos dominantes pueden llegar a tener harenes de hasta 100 elefantas.
Las hembras amamantan por 25 días a sus cachorros, quienes luego deben pasar por un período de ayuno de entre 30 y 90 días en la costa para finalmente aventurarse al mar en busca del primer alimento sólido. Esta característica es una de las etapas más difíciles para las crías que produce altos índices de mortandad.
*********************
PUNTA TOMBO
Área Natural Punta Tombo, el hogar de la colonia continental más grande del mundo de Pingüinos de Magallanes. Cada año, estos pingüinos llegan a Punta Tombo para anidar, aparearse y cuidar de sus crías. En el Centro de Interpretación, podrás aprender sobre la fauna y geología de la región, lo que enriquecerá tu experiencia. Luego, recorrerás un sendero interpretativo de 1500 metros que te llevará a dos miradores frente al mar, donde podrás observar a los pingüinos en su hábitat natural.*********************
PENINSULA VALDES
La península Valdés es un accidente costero sobre el mar Argentino, en la provincia del Chubut, Argentina. Actualmente es parte de los nueve Patrimonios de la Humanidad declarado por la Unesco en Argentina. Presenta una porción de tierra de contorno casi cuadrangular unida al continente por el istmo Carlos Ameghino. Su centro geográfico se ubica hacia las coordenadas: 42°31′S 63°55′O.
Península Valdés recibe la mayor población reproductora de ballenas francas australes, con más de 2000 catalogadas por el Whale Conservation Institute y el Ocean Alliance. La región contiene seis reservas naturales, y está considerada uno de los principales y más importantes destinos de avistamiento de ballenas en el planeta, particularmente alrededor de Puerto Pirámides y la ciudad de Puerto Madryn. Además se avistan orcas, toninas overas, pingüinos, elefantes marinos y gran variedad de aves, entre otros.
Historia
En el pasado, la región fue habitada por los aonikenk. Rastros de esta cultura pueden ser encontrados abundantemente, en forma de puntas de flecha labradas. Su nombre en idioma tehuelche es Kaüas a Süen.
En 1520 sus costas fueron reconocidas por la expedición al mando de Fernando de Magallanes. Posteriormente fue un conocido destino de buques dedicados a la faena de lobos marinos, para extracción de piel. En el año 1778, la expedición de Basilio Villarino la bautizó como península Valdés, en honor al ministro español que ordenó la misma.
En el siglo XVIII los españoles fundaron la Guardia de San José (Fuerte y Puerto de San José de la Candelaria), entonces pequeña población civil compuesta en gran parte por maragatos que, como su nombre lo indica, estaba guarnecida por un fortín ubicado en la parte norte del Istmo Carlos Ameghino, el desembarcadero de los primeros colonos españoles se ubicaba hacia los 42°25′S 64°15′O sobre la Playa Villarino, mientras que las ruinas del fuerte de La Candelaria o Fuerte San José se ubican unos 18 kilómetros más al este hacia las coordenadas 42°25′S 64°09′O.
Inicialmente las relaciones entre los aonikenk y los españoles fueron pacíficas pero luego se produjo una escalada de altercados probablemente ocasionados por la competencia en el aprovechamiento de los recursos de la zona o porque los indígenas al desconocer el sistema de propiedad privada substraían bienes que eran propiedad de los colonos y estos les reprimieron, como sea la reacción indígena se produjo aprovechando la distracción de los españoles durante una celebración religiosa, siendo entonces destruida la población y el fuerte en 1810.
A mediados del siglo XIX la zona comenzó a ser poblada definitivamente por ciudadanos argentinos.
Entre 1901 y 1920 funcionó entre Puerto Pirámides y las Salinas Grandes circuló el Ferrocarril de Península Valdés para la explotación de la sal para consumo.
La entrada cuesta 850 pesos
*********************
EL PEDRAL
Historia del casco antiguo de la Estancia
Auténtico casco de estancia patagónica, la casa de El Pedral resulta tan atractiva por su historia como por su particular diseño. Construida a principios del siglo XX, los materiales y el mobiliario fueron traídos de Europa en barco y desembarcados en las costas de la propia estancia. Inaugurada en 1923, la casa preserva la estética y el estilo de aquellos tiempos, evocando una época gloriosa de intrépidos emprendedores, pioneros indiscutibles del desarrollo de la Península Valdés.
Faro de Punta Ninfas
El Pedral se encuentra a 70 km de Puerto Madryn y a 10 km del faro de Punta Ninfas que marca la boca del golfo Nuevo. Prácticamente toda la ruta es de ripio, por lo tanto se debe calcular según estado del camino 1h desde Puerto Madryn.
A sólo 15 minutos de la estancia, sobre lo alto del acantilado en el extremo Sur de la boca del Golfo Nuevo, se encuentra el faro de Punta Ninfas. Valioso referente para los navegantes que ingresan al Golfo Nuevo, también cumple con su fiel tarea de vigilante de la llegada de las primeras ballenas al golfo cada año, en los fríos días de mayo. La vista desde el acantilado del faro de Punta Ninfas lo hará sentir privilegiado, parte de un paisaje diferente, mágico e increíble
Caminata guiada entre pingüinos de Magallanes
Cada año en septiembre, una creciente colonia de simpáticos pingüinos de Magallanes se instala en El Pedral. Una caminata guiada entre sus nidos le posibilitará conocer mejor a esos curiosos animales. El Pedral sostiene un esquema de control y limpieza de playas, colaborando además con la fundación GPS (Global Penguin Society), que monitorea la colonia de pingüinos de Magallanes de Punta Ninfas.
fotos: bottazzi